TIEMPO ORDINARIO

Como bien lo idnica su mismo nombre, este tiempo litúrgico no tiene relieve o matices especiales. Comprende todos los domingos que van desde Epifanía hasta Cuaresma, y los que siguen a la solemnidad de Pentecostés hasta el Adviento. Estos domingos ordinarios no están vinculados a ningún misterio particular del Señor, sino que celebran de manea global y tonificada el misterio pascual de Cristo.
A través del ritmo del año litúrgico, los domingos ordinarios ofrecen una lectura semicontinua de cada uno de los tres evangelios sipnóticos, asignando un evangelista a cada uno de los cielos del Leccionario.
El año "A" se lee el evangelio de San Mateo, desde el comienzo del ministerio de Jesús hasta su discursos al final de los tiempos.

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio Juan 1, 29-34

A veces la grandeza de un profeta es precisamente desaparecer para dejar paso a lo que viene detrás. En la proclamación del Evangelio no hay nadie imprescindible, y todos pueden compartir la misma misión. Sobre todo en la época actual de aceleración histórica, los cristianos hemos de estar abiertos a las nuevas realidades y dispuestos a superar nuestros viejos y venerables tinglados.

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 4, 12-23

La profecía de Isaías, que hablaba de una luz aportada por el Mesías, es referida por el evangelista a cosas muy concretas e inmediatas: a la proclamación del Evangelio del Reino, hecha por Jesús, iba acompañada de gestos operativos de liberación: curación de lasa enfermedades y las dolencias del pueblo.




IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Lc, 2, 22-40
Presentación del Señor

Cuarenta días después del Nacimiento del Señor, Jesús fue llevado al templo para ser presentado. Según la tradición judía no había una norma estipulada para la presentación de un niño, pero si se sabia que la madre inmediatamente daba a luz, quedaba impura cuarenta días, y ni podía tocar nada santo ni acudir al santuario.

V DOMINGO DEL TIEMPO  ORDINARIO

Evangelio  Mt 5, 13-16

La proclamación del Evangelio ha de hacerse a través de una manifestación de una oferta, jamás a través de una imposición. La fe se propaga más bien por contagio. Por eso, cuando es tibia, se como una sal que no sazona.


VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio Mt 5, 17-37

La primera vista parece contradictorio que Jesús diga que no ha venido a tocar la ley, y a continuación la modifique constantemente. Y es que acatar y cumplir una ley no es aceptarla ciegamente, sino cumplirla con un sólido espíritu crítico y con un gran sentido de la liberación y responsabilidad humana.

VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Evangelio Mt 5, 38-48


El amor cristiano es desbordante y no puede medirse por el rasero de la estricta justicia. En este texto, Jesús no pretende dar normas concretas, sino poner ejemplos concretos para que se entienda esta gran verdad universal: el amor cristiano, si es verdadero, será siempre sorprendente y difícilmente encasillable.



X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Jn 3, 16-18
Solemnidad de la Santísima Trinidad


Dios significa esto: las profundidades últimas de nuestra vida, la fuente de nuestro ser, de nuestro interés último, de lo que tomamos en serio sin reserva alguna. Ese fondo íntimo de cada hombre se trasluce ante todo en su apertura a la persona, en a seriedad absoluta del a inclinación de su "yo" a un "tú" personal y al "nosotros" que de ese encuentro surge. Así llevamos troquelada en el fondo de nosotros la imagen de Trinidad del Dios cristiano. Este cuño trinitario de nuestra vida es calco de otro que marca toda la vida de Dios. Nosotros somos el reflejo de Dios pues somos sus hijos y por esos llevamos su señal, que es una señal trinitaria. Somos la proyección de Dios fuera de Él, en el ámbito de lo creado.

XI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 9, 36-10,8


En este texto, vemos cómo Jesús pensó desde el principio crear una iglesia organizada. Pero no olvidemos que la institución de la jerarquía estaba impulsada por el deseo de ar pastores a un rebaño abandonado y extenuado. Éste es el mejor nombre de los responsables de la Iglesia: pastores.

XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Evangelio Mt 10, 26-33

Un cristiano, en su afán misionero de evangelizador, debe llagar hasta donde sea, incluso hasta poner en peligro la propia vida. Con cuánta mayor razón deberá posponer los honores, el poder o el dinero.



XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt, 10, 37-42

Ser discípulo de Cristo es admitir que sólo Cristo es el Señor; por consiguiente hay que subordinárselo todo. No obstante, no hay miedo a que esta subordinación deshumanice al hombre; al contrario, purificará sus amores más íntimos y legítimos.



XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio Mt 11, 25-30


Los teólogos no pueden cometer el error y el pecado de creerse autosuficientes en virtud de sus conocimientos. Hay que escuchar al a gente sencilla, al creyente popular, que, en la Iglesia, es también depositario de la revelación de Dios.



XV DOMINGO DEL TIEMPO ORIDNARIO


Evangelio Mt 13, 1-23


Jesús proclama el Evangelio en parábolas, para, sin dejar de apuntar a lo esencial, no obligar a los hombres a creer por la fuerza. La libertad religiosa no es solamente un compromiso con los de otras creencias, sino una exigencia íntima de la misma  proclamación evangélica; la fe es un libre obsequio de la voluntad.





XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 13, 23-43


El Reino de Dios no es únicamente la plenitud de la presencia de Dios y la plenitud de la felicidad humana, sino también una historia previa, en la que tendrá que haber un combate constante entre el trigo y la cizaña. Querer superar le combate antes del final de la historia es un grave pecado de impaciencia.



XVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 13, 44.52


La aceptación del Reino de Dios, como meta del vivir humano, imponen al creyente una actitud selectiva; hay que establecer una escala de valores, dentro de la cual todos los valores humanos queden subordinados a ese último valor, que es el Reino de Dios. Por eso, las comunidades cristianas deben estar siempre tomándose el pulso de su estima de valores.


XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 14, 13-21


Jesús no utiliza su poder taumatúrgico para liberase de la persecución de Herodes, pero sí lo emplea para acudir a una necesidad urgente del pueblo. Una Iglesia verdaderamente evangelizadora deberá emplearse a fondo no en salvaguardar y defender sus derechos, sino los derechos humanos.

XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 14, 22-23


Jesús, aun al realizar prodigios extraordinarios, rehuye el tratamiento de fantasma. No hay que confundir lo sobrenatural con lo "fantástico". El relato evangélico elude todo aspecto mítico y narra con extrema sencillez lo que no deja de ser extraordinario.




XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 15, 21-28


Jesús sabía que su misión "personal" se reducía a la evangelización de los judíos, no de los paganos. Pero siempre por encima de toda ley la urgencia del amor al prójimo, que puede obligar a hacer un paréntesis en la misma ley.






XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Evangelio Mt 16, 13-20


La autoridad en la Iglesia es una consecuencia de la profesión de fe. Solamente los creyentes pueden realizar, en la comunidad eclesial, el servicio de la autoridad apostólica. Pero debe ser una profesión de fe no triunfalista ni exhibicionista, sino sencilla y humilde "no decir a nadie que Él era el Mesías".

XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio  Mt 16, 21-27


Pedro que acaba de ser nombrado por Jesús jefe del grupo apostólico, es ahora llamado "tentador" por el propio Jesús. Quizás sea la expresión más dura del evangelio. Lo que indica es ponerse delante de Jesús, impedir su camino, ese es el tentador. A veces, los mismos responsables de la Iglesia pueden sufrir la tentación satánica de ahorrarse la persecución, llegando a pactar con el poder más allá de lo evangelicamente correcto.

XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 18, 15-20


Jesús, al fundar la comunidad eclesial, no renuncia a dale un estatuto referente a la admisión o exclusión de sus miembros. Pero establece una jerarquía de valores: primero hay que dialogar con el individuo, después hay que buscar algunos consejeros, finalmente hay que tratar el caso a nivel de comunidad. Con esto se condena la arbitrariedad dictatorial y el terror blanco.

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Evangelio Mt 18, 21-35


El evangelio es un pregón de perdón total y de liberación completa. No basta, pues, que deje de haber oprimidos, sino que es necesario conseguir que no haya más opresión. Solamente así el antiguo deudor perdonado no se convertirá en nuevo opresor.





XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 20, 1-16


A primera vista parece un poco duro que el Reino de Dios se compare a la situación arbitraria y opresora del mundo laboral de aquella época. Sin embargo, la parábola no va a justificar aquella situación, ni mucho menos; sino a subrayar que Dios es el único que puede actuar arbitrariamente como Amo Absoluto. Un ser humano, que pretendiera tal cosa, cometería un sacrilegio.


XXVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 21, 28-32


A veces aquellos que aparentemente son más dóciles al Evangelio y al a Iglesia son los que en los momentos decisivos traicionan fácilmente su fe. Por el contrario, los que adoptaron una actitud "contestataria" son los que, a la hora de la verdad, comprenden qu la fe es una obediencia a la Palabra de Dios, dicha en medio de la Iglesia.


XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 21, 33-43


El Reino de Dios no está vinculado a ninguna nacionalidad, a ninguna raza, a ninguna cultura. Por eso, muchas quejas sobre la crisis de fe deberían dar paso a reflexiones sinceras sobre la propia culpabilidad en el supuesto derrumbamiento de la fe de un pueblo o de una civilización determinados.

XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 22, 1-14


El Reino de Dios, predicado por Jesús, salía de una etapa de privilegios concedidos al pueblo judío, hacia la etapa definitiva  de la universalidad indiscriminada. Desde entonces ningún pueblo, cultura o civilizacion tendría derecho a monopolizar para sí el adjetivo "cristiano".


XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio Mt 22,15-21


Cuando el Cesar pide lo de Dios, a saber, la absoluta sumisión a su poder por encima de los derechos inalienables del hombre, entonces será la Iglesia, iluminada por el Espíritu, la que definirá lo que es Dios y se lo negará resueltamente al Cesar, cualquiera que sea.



XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 22,34-40


El amor al prójimo no es "otra cosa" que el amor a Dios, sino la misma. Por eso, planear el problema del horizontalismo" -amor al prójimo a costa del amor a Dios- no tiene sentido. Si se ama realmente a Dios, automáticamente se está amando al prójimo, y viceversa, aunque a veces no se tenga plena conciencia de ello.



XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 5,1-12a


El llamar"dichosos" a los pobres, a los oprimidos, a los hambrientos, a los sedientos, a los perseguidos no implica la justificación de la pobreza de la opresión, del hambre y de la sed. Todo lo contrario; es una condena de esas situaciones injustas y un estímulo para luchar contra ellas. Por eso, el evangelio es una "buena noticia" para ese tipo de personas.





XXXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Evangelio Mt 25,1-13


La insistente exhortación a velar, a estar alerta, va contra una falsa mística que despoja al cristiano de toda responsabilidad personal, esperando únicamente del cielo o de dirigentes religiosos la receta detallada del comportamiento moral.

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio Mt 25, 14-30

Hay un concepto de la tradición, que aquí condena Jesús, a saber: trasmitir mecánicamente lo que se ha recibido sin vitalizarlo con la aportación personal y comunitaria. La tradición es algo vivo y operante, que va engendrando de su seno "nuevas creaturas".






XXXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio 25, 31-46
Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo


Esta e, aunque parezca paradójico, la parábola de los "ateos creyentes" y de los ateos "incrédulos". Ni unos ni otros eran conscientes de que, al luchar a favor del pobre, del oprimido del preso, luchaban a favor de Cristo. Y es que todo hombre escucha una voz misteriosa, que lo impulsa a amar al prójimo por encima de todo.

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